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DDHH, democracia y nuevas ciudadanías
de Álvaro Sepúlveda Franco

Reseña

Por Diego Gil Parra, abril 24 de 2023

El presente libro es el primero de la serie CAJA DE HERRAMIENTAS SOBRE DERECHOS HUMANOS, y su contenido puede sintetizarse diciendo que consiste en la respuesta puntual, y con el apoyo de citas jurídicas pertinentes, a preguntas como las siguientes y otras similares: ¿Qué son los derechos humanos o DDHH?, ¿Cuál es su origen y su función esencial?, ¿En qué consisten conceptos como dignidad humana, democracia, ciudadanía, justicia, equidad, Constitución política?, ¿Qué entidades, nacionales e internacionales, y qué organismos constitucionales, protegen los DDHH?, ¿Cuáles son los principales deberes ciudadanos en una sociedad democrática? También se definen los derechos fundamentales, DESC, colectivos y del medio ambiente y se diferencian los llamados derechos humanos de primera, segunda, tercera y cuarta generación.  

En ocho capítulos y 190 páginas, el libro proporciona un panorama a la vez general y específico de los derechos humanos en su relación con el sistema democrático, y ahonda en sus múltiples implicaciones teóricas, filosóficas, jurídicas, lo cual es doblemente valioso en un país como Colombia en el que de modo constante y desde siempre se desconocen y vulneran los derechos, y por consiguiente la democracia misma. Ni en este país ni en ningún otro es posible desligar democracia y derechos, ni ambos de principios como el desarrollo, la justicia social, los valores cívicos, la educación y la emergencia de las nuevas ciudadanías.

El autor, abogado especialista en derecho público y docente universitario de Constitución política y Derechos Humanos, despliega un arsenal de conocimientos (adquiridos a lo largo de varias décadas consagrados a la defensa, estudio y divulgación de los DDHH desde la cátedra universitaria, los foros y las conferencias presenciales y virtuales, el activismo político y la escritura) en el esfuerzo por aclarar las nociones esenciales acerca de los derechos fundamentales y la democracia. Es un invaluable aporte intelectual en el contexto colombiano caracterizado por practicar una democracia restrigida, limitada, con escasa participación ciudadana, signada por vicios típicos de las tiranías y las oligarquías tercermundistas en las que minorías plutocráticas, monopolistas, despóticas y nepotistas, en alianza impune desde hace años con sectores mafiosos y paramilitares, ejercen presión sobre grandes mayorías vulnerables y empobrecidas.  

Frente a esta ardua realidad sociopolítica, jurídica y cultural, no dejan de ser significativos los intentos por contrarrestarla mediante la consolidación y el fortalecimiento de un Estado social, ambiental y garantista sustentado en una democracia real, participativa y respetuosa de los derechos ciudadanos. Un claro ejemplo de esos intentos es la Constitución política de 1991, redactada bajo la premisa de que es necesario apostarle a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y pacífica en la que se abogue por la independencia de los poderes públicos (ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y de control), y que sea incluyente respecto de las mujeres, los niños, los adultos mayores, las comunidades racializadas, los trabajadores, los pensionados, los usuario del sistema de salud, los discapacitados, los líderes y lideresas sociales. En esa carta magna, además, se promulga una legislación que reconoce y protege los derechos humanos, civiles, políticos, sociales, culturales y ambientales; se insta a la resolución pacífica, civilizada, de los inevitables conflictos; y se diseñan mecanismos para el ejercicio legal de los liderazgos y la protesta social.

Temas como la democracia, la paz y las ciudadanías proactivas cada vez cobran mayor relevancia e interés en el marco de los estragos ocasionados por las políticas globalizadas del neoliberalismo depredador, reticente a lo popular y lo público, promotor de colosales desigualdades sociales, antidemocrático, deshumanizante. Educar en democracia y derechos humanos representa, así, el camino regio hacia la reconstrucción del deteriorado tejido social y la edificación de sociedades más sanas, productivas, jurídicamente igualitarias, armónicas, o al menos no caóticas y violentas.  

Es en esa dirección que se dirigen los lineamientos y políticas del actual gobierno colombiano, el primero de procedencia, raigambre y vocación popular en 200 años de vida republicana. En efecto, tanto en las promesas de campaña como en su Plan Nacional de Gobierno, Gustavo Petro y Francia Márquez, desde postulados del progresismo socialdemócrata y bajo la consigna “Colombia, Potencia Mundial de la Vida”, vislumbran un país en el que por fin se dignifique a sus pobladores, en especial a los menos favorecidos por la fortuna material y cultural; en el que se avance hacia un mínimo Estado de Bienestar que haga posible la convivencia pacífica mediante, entre otras tácticas, el cumplimiento de los compromisos pactados en el Proceso de Paz de 2016; se satisfagan las expectativas en torno a las necesarias reformas en los ámbitos de la tributación, el agro, la política y la dinámica partidista, las relaciones internacionales, la justicia, la salud, el empleo, la extracción minera, las pensiones, entre otras; y, en fin, se dé cabal cumplimiento al articulado de la Constitución del 91 en lo que atañe a la aplicación de la justicia evitando la impunidad, y en lo referente al reconocimiento, protección y promoción de los derechos humanos y ambientales en el propósito de consolidar y profundizar la democracia.

Lo que propone el gobierno del Pacto Histórico y la coalición partidista que lo acompaña no es adelantar una revolución radical que busque cambiar los modelos económicos y políticos; se limitan a plantear una paulatina y perfectamente viable mejoría, una humanización, de esos modelos a través del simple hecho de dar efectivo cumplimiento a las disposiciones consignadas en la carta constitucional vigente desde 1991. Algo similar a los idearios que con grados diversos de éxito se impulsan en el momento, y desde hace unos años, en varios países vecinos de la región latinoamericana.

En síntesis, Derechos humanos, democracia y nuevas ciudadanías es un libro necesario que presenta la ventaja de estar escrito en una prosa académica clara, accesible, acompañada de una voluminosa bibliografía, y animada por un espíritu divulgativo y pedagógico, lo cual es fundamental en un medio como el nuestro en el que la mayoría de la población desconoce casi todos los conceptos básicos referentes a los derechos fundamentales.

El propósito del libro es contribuir a la lucha contra toda forma de discriminación y exclusión a través de la formación, capacitación y promoción de los derechos fundamentales y los valores democráticos mediante el ejercicio activo de la participación ciudadana. Se trata de un aporte descriptivo, analítico y pedagógico que asume la democracia y los derechos humanos como lo que son: una apuesta política en medio de unas realidades sociales, económicas y culturales permeadas por los antivalores y los dogmas de la generalizada y cada vez más agotada ideología neoliberal.

Es por eso que la educación en derechos humanos debe hacer frente a los embates devastadores, incluso homicidas, suicidas y ecologicidas del mercado en el contexto del capitalismo neoliberal contemporáneo aliado con regímenes políticos autoritarios. Y es en ese sentido en que se orienta el trabajo de Escuela Ciudadana en su programa La Escuela permanente de derechos humanos, y el que anima la redacción y publicación de un libro como este en el que se escudriña la normatividad de la Constitución política, así como la jurisprudencia de la Corte Constitucional, en relación con los DDHH; y que será de provecho no solo para abogados y juristas, docentes e investigadores, líderes sociales y defensores de derechos humanos, sino para todo ciudadano interesado en el conocimiento y ejercicio público de sus derechos constitucionales.